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Demostrando la manera de tu escape
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(36) Mi santidad envuelve todo lo que veo.
De mi santidad procede la percepción del mundo real. Habiendo perdonado, ya no me considero culpable. Puedo aceptar la inocencia que es la verdad con respecto a mí mismo. Cuando veo el mundo con los ojos del entendimiento, sólo veo su santidad porque lo único que puedo ver son los pensamientos que tengo acerca de mí mismo.
(37) Mi santidad bendice al mundo.
La percepción de mi santidad no me bendice únicamente a mí. Todas las personas y todo cuanto veo en su luz comparten la dicha que mi santidad me brinda. No hay nada que esté excluido de esta dicha porque no hay nada que no comparta mi santidad. A medida que reconozca mi santidad, la santidad del mundo se alzará resplandeciente para que todos la vean.
Tu reconocimiento de la Verdad no constituye en forma alguna un requisito de su veracidad.
Pero sin duda es un requisito de tu veracidad y dado que es todo lo que existe, debe ser lo que tú eres. El reconocimiento de la Verdad es, sin duda alguna, el reconocimiento del Ser.