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Demostrando la manera de tu escape
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Padre, deseo lo que va en contra de mi voluntad, y no lo que es mi voluntad tener. Rectifica mi mente, Padre mío, pues está enferma. Pero Tú has ofrecido libertad, y yo elijo reclamar Tu regalo hoy. Y así, le entrego todo juicio a Aquel que Tú me diste para que juzgara por mí. Él ve lo que yo contemplo, sin embargo, conoce la verdad. Él ve el dolor, mas comprende que no es real, y a la luz de Su entendimiento éste sana. Él concede los milagros que mis sueños quieren ocultar de mi conciencia. Que sea Él Quien juzgue hoy. No conozco mi voluntad, pero Él está seguro de que es la Tuya. Y hablará en mi nombre e invocará Tus milagros para que vengan a mí.
Aunque perezca extraño, es necesario que complique mi mensaje en algunos aspectos pues, de otro modo la imaginación fragmentada de tu sueño que llamas “yo” no me podría oír en absoluto. Como eres sinuoso por concepción propia, debemos guiarte a la luz de la verdad utilizando tu propio medio sinuoso.
Te sientes perplejo ante la simpleza debido a tu manera de pensar. Cuanto más simple, más perplejo te sientes. Acabas tratando de expresar la verdad simple en maneras muy complicadas.