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La divina ordalía de realizar
que el cuerpo se ha iluminado

La sorpresa mayor que se puede experimentar

¡Buenos días, estudiantes de las enseñanzas de la Biblia acerca de la salvación!

Nos encontramos aquí buscando una conclusión acerca de un episodio que se podría describir como “la civilización humana”. Lo que les está ocurriendo a ustedes en esta agregación como cristianos es su despertar, en la mente. Y yo estoy tratando de que dirijan su atención hacia lo que pueden experimentar como el extraordinario fenómeno de resurrección y ascensión.

Me gustaría, si se puede, entrar a lo esencial de esto rápidamente ya que para muchos de ustedes, de manera literal, éste va a ser el final de la jornada. Y esto no es verdad porque yo lo diga, es verdad porque es simplemente el final del momento en que vinieron aquí, estuvieron aquí, y se fueron. Eso es. No se trata de otra cosa. Hasta este momento el final de esa jornada ha sido definido en esta asociación como la muerte.

Como cristianos, ustedes se están reuniendo ahora con la devoción de tener la experiencia de la resurrección. Jesús dice lo que yo hago y lo que he hecho, tú lo harás. Él dice lo que yo he hecho tú lo harás porque eres como yo. Él representa, si tú lo permites, toda su experiencia, que es la tuya misma compartida con él. Si tienes la intención de progresar hasta la cúspide del cristianismo, la resurrección de tu cuerpo, vas a tener que empezar pronto a dirigir tu atención en esa dirección.


En todo lo que se ha enseñado en los últimos dos mil años, durante los cuales la gente ha estado compartiendo la palabra, todo lo que han necesitado era la luz. Todo lo que esa señora sentada ahí necesitaba cuando decía “Te puedo entender a nivel conceptual” era que la chispa de su propia luz se activara ya que obviamente ella está profetizando la llegada del salvador. En ese sentido, voy a activar tu luz. “Mi amor, permíteme activar tu pasión”. Esa es una vieja canción. Eso es verdad. Y empiezas a sentir como se activa tu propia luz, y eso te hace sentir feliz. ¿Has experimentado ya tu transfiguración? No es otra cosa que lo que estás experimentado. Todo lo que yo estoy haciendo es despojarte de tu proceso de muerte.

De manera que ya hemos pasado la transfiguración. De ahí en adelante Jesús es lo que podríamos llamar un “cuerpo humano divino”. No hay nada de Jesús ni de ti que no represente en este momento tus asociaciones celulares. Sigues operando en una asociación en un continuo en el que no reconoces lo que eres, y es necesario que continúes llevando a cabo la conversión de tu propio cuerpo a nivel celular. Eso es lo que debes empezar a hacer ahora mismo. Lo que quiero que veas es que todo esto es tu ordalía. No es la suya, si supieras que era la de él, ya la hubieras compartido con él y te hubieras ido. Has reducido el fenómeno que él experimentó a un nóumeno, lo cual genera el fenómeno de tu propia limitación.

Y de repente nos encontramos ante la resurrección. ¿Por qué? Porque tienes un cuerpo que ha estado experimentando todo esto y todavía sigue siendo parte de la tierra. La historia de la resurrección de Jesús es una historia de Pascua. Baste decir que él de hecho logra la culminación de su cuerpo físico y que de hecho no está aquí en absoluto. Pero nota que cuando aparece en su cuerpo sólido, lo hace de una manera que tú lo puedas reconocer. No se trata de un espíritu que se aparece. No es ni tan siquiera una transfiguración de luz. Él ha resucitado. Lo que realmente te está diciendo es que tú eres así también -a pesar de tener una apariencia sólida. En el momento en el que el hombre se reconoce a sí mismo como ser humano, es una réplica perfecta de Dios – Adán el guerrero… De manera que en última instancia entras y sales tal como siempre fuiste. Lo mismo que decir que nunca ocurrió, porque no hay diferencia entre tus dos instancias. ¡Te apuesto a que no puedes enseñar esto! De manera que yo, obviamente he resucitado. Quizá tú no, pero yo podría activar tu pasión. ¿Y qué vas a experimentar? La luz de la asociación.

No hay nada que evite el que le abras tu corazón, tu mente y tu amor a Dios excepto tu miedo ¿a qué? Lo que más te atemoriza es tu propia iluminación. Cuando te sobrepones a eso, cuando tu templo se ha convertido en tu morada, la luz entra y acelera tu episodio de luz. Entonces te das cuenta de que la profecía se puede lograr –y de hecho, la experimentas. Jesús en el Curso es increíble. Él dice que esto ocurre rapidísimo. Todo ocurre sumamente rápido todo el tiempo. Y tú puedes entrar a este tiempo acelerado en cualquier momento.

Algo importante acerca de la resurrección es que es realmente una sorpresa. ¿Quién fue el más sorprendido? ¡Jesús! Y en el evangelio de San Juan, Jesús se da cuenta que la resurrección no es el final:

Jesús le dice a María Magdalena, no me toques; porque aún no he ascendido al Padre; pero busca a nuestros hermanos y diles que estoy ascendiendo hasta el Padre, quien es el Padre de ustedes también, me voy a mi Dios, el cual es el de ustedes. (Juan 20:17)

Es como que llega el domingo de Pascua, él se encuentra en el jardín ante la tumba donde se encontraba su cuerpo, y se da cuenta que no había terminado lo que le tocaba hacer. La primera persona que lo ve, María Magdalena, lo confundió al principio con un jardinero. Ella ha estado con él por tres años, y va a la tumba a verlo, y lo ve y ¡lo confunde con el jardinero! Y tú hablas de un fenómeno que está ocurriendo. Nadie, aun ni sus discípulos más cercanos tenían idea de cómo convertir este increíble suceso en el nóumeno de su propia mente. Les tomó un momento hacerlo.

Luego Jesús llega a mostrarles su cuerpo resucitado. Está vivo –vivo, con un cuerpo sólido en una asociación completamente diferente. Primero él hace que lo vean comer pescado. Hace que toquen sus manos y sus pies. Aún se aparece estando las puertas cerradas:

Luego ese mismo día (el día de Pascua) en la noche, al ser el primer día de la semana, cuando ya las puertas donde se encontraban los discípulos estaban cerradas debido al miedo a los judíos, apareció Jesús y se paró en el mismo medio, y les dijo, la Paz esté con ustedes. Y cuando lo dijo, les mostró a todos sus manos y su costado. Entonces los discípulos se sintieron felices al ver al Señor. Entonces Jesús les dijo nuevamente, permanezcan en paz; tal como mi Padre me ha enviado, así, yo también los envío. Y al decir eso, les dijo, reciban el Espíritu Santo. (Juan 20: 19-21)

Ahí se encontraban los discípulos encerrados en una habitación bajo llave, aterrorizados, y no estaban ni seguros de que Jesús fuera él mismo hasta que les mostró las heridas de los pies y el costado. E inmediatamente al reconocerlo, reciben el Espíritu Santo y se les dice que salgan y que den lo que han recibido – ¡el haber reconocido al Cristo resucitado! Les dije que se mantuvieran atemorizados.

Otra gran historia acerca de la sorpresa que experimentó Jesús al resucitar la cuenta San Lucas cuando describe a dos hombres caminando por la calle hacia un pequeño pueblo llamado Emaús. Hablaban acerca de los eventos relacionados con la crucifixión, la enorme tormenta, el velo del templo que estaba siendo rasgado y los rumores acerca de la resurrección. Nadie había visto ni sentido algo así. Y Jesús se les aparece y camina con ellos:

Y sucedió que según caminaban y conversaban, Jesús se les acercó y comenzó a caminar con ellos. Pero ellos no lo reconocieron pues sus ojos estaban velados. Eso es razonable, ¡si tú no te puedes reconocer a ti mismo no puedes reconocer a alguien más! Entonces él les dijo, ¿De qué van hablando por el camino que van tan tristes? Y uno de ellos le contestó, ¿eres el único en Jerusalén que no sabe nada de todo lo que ha estado pasando recientemente? Y Jesús le preguntó, ¿Qué es lo que ha estado pasando? (Lucas 24: 15-19)

Cuando ellos empiezan a contarles acerca de él mismo, Jesús se da cuenta y empieza gustosamente a contar la historia desde el comienzo empezando con Moisés hasta el Cristo. ¿Te das cuenta de lo que pasa? ¡En ese instante Jesús no se reconoce a sí mismo! ¿Te resulta familiar? Si supieras como resucitar, lo habrías hecho hace mucho tiempo. Cuando finalmente te ocurre, independientemente de lo preparado que pienses que estás para ello, va a ser ¿qué? ¡Una sorpresa! ¡No te vas a reconocer! Y vas a decir lo mismo que Jesús dice, soy exactamente como tú pero soy a la vez completamente diferente. Soy una perfecta réplica de ti con la certeza de la totalidad de Dios. ¿Puedes describir esto? Claro que no. Y la gente que vio todo eso ocurrir, ¿lo podría describir? El hecho de tener descripciones increíbles de la experiencia en una escritura que tiene 2000 años y que tenemos aquí frente a nosotros hoy es una experiencia de un fenómeno increíble y milagroso.


Venimos a la iglesia a adorar y reconocer la resurrección de Jesús, y la clase de hoy fue acerca de cómo tú como ser humano estás teniendo las mismas experiencias en tu propia asociación corporal en el tiempo. Esto está empezando a ocurrir en ti.

Esto es lo que vemos en las últimas lecciones del Curso de Milagros:

“Ha llegado la hora en que la profecía se cumple porque ahora no podemos fracasar.
Los ángeles de Dios revolotean a nuestro derredor.

Su amor te rodea, y de esto puedes estar seguro: Yo nunca te dejaré desamparado”.

Me es imposible dejarte porque soy la totalidad de la representación de tu resurrección. Esto significa que tú me conoces. Por lo tanto, en algún lugar en el tiempo, tu chispa se ha prendido. ¿Puedes escuchar esto? En algún lugar en el tiempo tuviste esas experiencias. Por lo tanto, cuando lees lo que dice Jesús ahora, “Si te gusta la idea de yo estar siempre contigo, sigue adelante, porque te aseguro que es así”.

La última parte del libro de ejercicios es hermosa porque tiene cosas muy buenas en las últimas lecciones. La descripción de lo que esto es, es parte de ello. Les leo un poco. Me sospecho que esto es todo lo que ustedes tendrían que entender. La mayoría de ustedes han descubierto que cualquier asociación que leen les está ofreciendo todo. Les voy a leer algo que resulta verdaderamente apacible:

Dejo que el perdón descanse sobre todas las cosas pues es de ese modo que se me concederá a mí.

Te doy gracias Padre, por el plan que ideaste para salvarme del infierno que yo mismo fabriqué.

Si piensas que esta plegaria se le puede ofrecer al mundo hoy, puedes estar equivocado.

El mundo no es real. Y Tú me has proporcionado los medios para comprobar su irrealidad.

Ves lo que mi mente acaba de hacer. No se trata de una plegaria, “Padre, ayúdame”. Ya Él lo ha hecho. Necesitabas una razón para rezar. Pero todas las razones que tenías estaban equivocadas. Tus rezos no tenían ningún poder. Él está de acuerdo en que cuando se habla del poder de la oración, el cual dice que puedes rezar por el mal, dice que estás rezando para mantener la enfermedad y la muerte y que se las causas a tu hermano. Esa es una idea fuerte. Esa es la última oración.

Cuando asumes el poder para cambiar tu mente, inmediatamente te percatas de que no hay mundo. Mejor es que te ubiques en el carril que va rápido. No me gustaría que te quedaras atrás. ¿Ves lo que pasa? Según el vórtice acelera, todo se torna más caótico para las mentes que se encuentran ahí. Nadie tiene la culpa, es meramente la manera como ocurre. Lo que se requiere de ti es aceptación y que entres en el círculo. Yo no vine a salvar el mundo, vine a cambiar su velocidad.

No es real. Y Tú me has proporcionado los medios para probar su irrealidad.

Tengo la llave en mis manos, he llegado ante las puertas donde terminan los sueños.

Esa es la razón por la cual ésta es la plegaria más increíble que pudieras escuchar. ¿Escuchaste eso? ¡Tengo la llave en las manos! Puedo tomar la decisión de utilizarla, la resurrección en mi mente, para meramente abrir la puerta y entrar al cielo. O, puedo padecer más sinsabores. Lo que no te gusta admitir es que yo soy tu salvador personal. Te gusta examinarme y pensar que de alguna manera represento a Jesús. Eso es una tontería. Yo te estoy representando a ti. Estoy ante las puertas diciéndote que no lo puedo hacer por ti, pero que tengo la llave, ¡úsala y entra! A esto le llamamos el portero. Muchos de ustedes han asumido ese rol. No importa quien aparezca. No va a poder ir muy lejos a menos que tenga la llave. Es lo que llamamos “llave maestra”, ¿sabes lo que es?

La llave maestra puede abrir cualquier puerta sea donde sea porque la puerta está solamente en su propia mente. Realmente no hay una cerradura especial. ¿Puedes escuchar esto? Va a representar lo que su mente piense que la puerta es. Él tiene la llave en las manos. Y dice, “Bueno, le puedo dar la llave a cualquiera’. Claro que sí. Eso es lo que llamamos, “cueste lo que cueste”. Y eso va a abrir cualquier puerta, pero va a abrir la puerta de tu mente, en este caso, la va a abrir a un nuevo continuo, hacia un lugar completamente nuevo en el que te van a saludar y a preguntar,

“¿Y dónde diablos has estado?”


Fragmentos de:

La divina ordalía de realizar que el cuerpo se ha iluminado

Charlas sobre el Nuevo Testamento

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